- María Salas
Emigrando a los Estados Unidos

Mi nombre es María Pureza Salas Vélez. Emigré a los Estados Unidos con el propósito de ayudar a mis padres, en el año 1996.
Inicié mi travesía en abril 4 del mismo año, crucé la frontera por Tijuana Mexico; la verdad no tenía idea de lo que uno pasa en el transcurso de cruzar la frontera; mi experiencia fue muy difícil, caminé dos días y dos noches, subí cerros y en esos caminos me encontré con varias cosas que solo en las películas he visto, fue difícil, caminé, cuando yo llegué al lugar de descanso regresé a ver y pensé que si me agarraba migración no quería volver a hacerlo; gracias a dios no tuve que hacerlo otra vez, en esos caminos me encontré que tenía que bajar piedras muy grandes y para no lastimarme tuve que bajar por ramas de árboles como Tarzan y Chita; y recuerdo que en ese transcurso recordaba las palabras de mis padres que no querían que me viniera por todos los peligros que uno pasa.
Para mi no fue fácil pero dios pone personas en tu camino que te ayudan a seguir en esos caminos difíciles, que deseo de corazón donde quiera que estén, que dios los bendiga, porque sin ellos no se que hubiera sido de mi.
Cuando llegué a New York traía mis brazos con muchos rasguños, las uñas de los pies moradas, mi pelo muy maltratado.
Emigrar a los Estados Unidos no es fácil y también depende por donde te vengas o la situación que tu estés pasando; mi propósito fue para ayudar a mis padres que ya estaban grandes de edad, al llegar acá me encontré con barreras de idioma y estatus legal, llegué a buscar trabajo pero me fue un poco difícil, gracias a dios encontré trabajo y así pude ayudar a mis padres económicamente.
En el año 1998 decidí casarme con mi esposo, nos conocíamos desde la primaria y fue acá donde nos encontramos; en el año 2000 tuve una buena noticia y otra mala: fue en ese año cuando tuve a mi primera hija y la mala noticia fue que en marzo tres murió mi papa, fueron tiempos difíciles pues no pude ir a sepultarlo por el estado en que estaba; en julio mi madre vino a visitarnos, fue cuando yo la vi por primera vez, de ahí cada verano venía para estar un tiempo con nosotros pero aún recuerdo sus palabras que siempre me decía “hija yo no me gusta acá porque uno vive en una cárcel aún sin deber nada; ustedes no se como se acostumbraron acá porque yo no”, en el año 2013 sin tener planeado dios me mandó mi segunda niña que es la que nos alegra la casa, no todo han sido cosas malas, también ha habido alegrías.
En el año 2015, después de una larga espera, tuvimos la fortuna de poder arreglar nuestro estatus migratorio; gracias a dios fue un año que pude ir a visitar a mi demás familia y amigos, para nosotros fue muy lindo poder volver a pisar suelo Mexicano; el país que nos vio nacer, es una emoción muy grande poder llevar a mis hijas a mi bello pueblo donde yo nací y crecí; poder platicarles como me criaron, que fue una linda infancia a pesar de estar lejos de la ciudad. Así han ido transcurriendo los años, con altas y bajas pero es más duro cuando llegan momentos de despedir un ser querido; desafortunadamente mi mamá falleció el 14 de noviembre de 2018, ese año fue muy difícil pero sigo de pie por mis hijas que son el motor de seguir adelante y mi esposo que es mi soporte; no es fácil vivir lejos de tu país, pero por no poder tener una solvencia económica en México tenemos que seguir luchando para sacar adelante a mis hijas, que son lo más importante de nuestras vidas.
María Pureza Salas Vélez para PUEBLAYORK